19 Jun 5 Paradas de Irina en Buenos Aires
Hay gente que sale buscando los mejores sabores y platos, otros priorizan un lindo punto de encuentro o un lugar con encanto. El caso de Irina es el segundo, y en sus 4 años de residencia en Buenos Aires, ya logró un circuito más que interesante. Cafés en museos, tiendas de diseño y un cine independiente, algunos de los favoritos de nuestra anfitriona por acá.
Julio Toledo
Cualquiera que sepa algo de joyería contemporánea escuchó hablar alguna vez de Julio Toledo. De Vogue a Harper’s Bazaar las piezas de acrílico de este joyero cordobés formado en Milán cosechan elogios en todo el mundo. En Buenos Aires, Toledo tiene un showroom en el que recibe a sus clientas solamente con cita previa. “Toledo es mi diseñador favorito, está a otro nivel”, cuenta Irina. “Su showroom queda en el centro pero vale mucho el viaje: las piezas únicas divinamente diseñadas y hechas te hacen muy difícil la elección -cuenta- Yo me siento como una chiquita en un kiosco que no puede parar de seleccionar cosas aunque sepa que eventualmente va a tener que elegir una sola”.
Café Sívori
En plenos bosques de Palermo, justo en frente al Rosedal, está el Museo Sívori, un museo lindísimo que pocos porteños visitaron alguna vez. Unas 4 mil obras de arte modernas y contemporáneas se exhiben en este edificio de techos de vidrio y hierro que irina descubrió hace un tiempo e incorporó a su lista de puntos de encuentro. “Amo este spot escondido. La arquitectura del museo está llena de contradicciones: los exteriores de casita de cuentos, el lobby renovado hace poquito con sus techos de vidrio y sol y ese jardín lindísimo con un café al fondo que es mi parte favorita”, confiesa. Fanática del arquitecto veneciano Carlos Scarpa, para ella la visita al Sívori es un poquito un viaje a su tierra. Cruzar el puente blanco y dar una vuelta por el Rosedal “que siempre está florecido” es parte del ritual.
Belgrano Arte Multiplex
Café BA
Hasta 2014, muchos no conocíamos la Abadía San Benito en la esquina de Gorostiaga y Luis María Campos. Espiarla a la pasada es medio inevitable, con sus palmeras y torres de estilo gótico tardío, pero cualquiera que haya entrado sabe que lo que se esconde detrás es mucho más interesante. Con sus columnas y galerías románicas y diseño de Carlos Thays, el jardín del Centro de Artes y Estudios Latinoamericanos es otro de los rincones que nuestra elegida recomienda: más precisamente el Café BA que funciona jahí. “Igual que la mayoría de mis favoritos, este no es el lugar para el que sale buscando una experiencia gourmet. Lo que sí ofrece de único es un escenario increíble, alejado del ruido de la calle y en el medio de este monasterio con sus palmeras majestuosas y sus arcadas de columnas”, explica. Una hamburguesa casera, un sandwich o un café con un postre, son algunas de las opciones en la carta del lugar que está abierto de martes a sábados de 12 del mediodía a ocho de la noche.
Museo Xul Solar
Siguiendo con la línea de los museos, el que hoy funciona en la antigua casa del artista Xul Solar es uno de los favoritos de Irina. No se necesita ser un erudito para disfrutar del recorrido por la obra de este pintor, escultor, astrólogo, lingüista y referente del surrealismo en nuestro país. “Este museo chiquito me enamoró por su diseño interior y contenido”, explica. “Amo sus interiores brutalistas y sus salas silenciosas que tienen poca gente y muchas obras increíbles”, cuenta Irina. A poco de cumplir 25 años, el museo está cerrado por mantenimiento pero promete cambios más que interesantes en la curaduría de su obra. “Hay algo en su obra que me recuerda a Paul Klee, pero puede ser solo mi idea”, opina. Será cuestión de visitar la calle Laprida 1212 y volver a mirar.