21 Dic Jujuy en 5 Paradas
OBSERVADORA NATA Y MUJER DE LA PUNA Y EL VALLE, POCAS PERSONAS MAS DIVERTIDAS A LA HORA DE LAS RECOMENDACIONES. PUEBLOS SOÑADOS, MERCADOS UNICOS Y PARAJES INSOLITOS EN LAS 5 PARADAS DE MALE.
Mercado de la terminal
El barrio de la antigua terminal no es parte del circuito turístico en San Salvador de Jujuy, pero la sola existencia del Mercado es suficiente para sumarlo. Cuenta Male que para los locales, recorrer los pasillos llenos de puestitos de condimentos, especias para sahumar y verduras es moneda corriente, para el que va por primera vez la parada en “Villazoncito” con sus yuyos y mezclas personalizadas para sahumar es toda una experiencia. “Jujuy -y más en la capital- tiene una mezcla cultural muy grande, sobre todo andina. En estos mercados se ve claramente esa fusión”, cuenta Male. “Es muy interesante observar ese movimiento comercial y cultural: se compra y se vende de todo, desde ofrendas para el día de todos los santos a los sahumerios para la pacha, el talco o rey momo para el carnaval”, resume. La cita es en el Mercado de Abasto, todos los días.
Sariri
Antes de tener su local de decoración y diseño en la calle Balcarce, Sariri fue durante años un proyecto textil. La idea de Male era trabajar con las comunidades indígenas y recuperar técnicas y tejidos que ya se estaban perdiendo de la mano de prendas y piezas únicas completamente artesanales. Tejidos de la puna y bordados de los valles se llevan a un lenguaje más contemporáneo en las piezas que propone la antropóloga a la que ahora le suma una curaduría de objetos, obras de arte y piezas de diseño en la casona antigua en la que funciona Sariri. A la oferta de tapices, alfombras, mantas y muebles de diseño este año se sumó un café para el que quiere pasar a disfrutar del patio de la casona. La cita es en la Balcarce 264, de lunes a viernes de nueve de la mañana a nueve de la noche (con un corte entre la 1 y las 5) y los sábados de 10 a 2 de la tarde.
El Alfarcito
Si uno no supiera que el estilo de construcción de San Francisco del Alfarcito es parte de un conjunto de tradiciones que sus habitantes se transmiten desde sus orígenes podría llegar a pensar que se trata de una normativa estética. Ubicado en el corazón de la Puna, este pueblito de casas de piedra y techos de paja que tanto le gusta a Male es uno de los más lindos del país y así lo prueba el que se lo haya incluido en la nómina de los nueve pueblos auténticos declarados como tales por el Ministerio de Turismo y el de Cultura. Menos mainstream que Purmamarca, Tilcara, Iruya o Cachi, El Alfarcito tiene solo 200 pobladores coyas que mantienen inalterable su dinámica de comunidad. Digna recomendación de una antropóloga, vale la pena hacer 170 kilómetros desde San Salvador para visitar este lugar único.
FOTO: Espejo de Sal.
Artesanías de la vieja estación de Volcán
El Nuevo Progreso, Tilcara
A 80 kilómetros de San Salvador –más específicamente en la mítica Quebrada de Humahuaca- se encuentra el pueblito de Tilcara, lugar que María Florencia Rodríguez y Fernando Fernández eligieron para abrir su restaurant El Nuevo progreso. Cocinera ella y artista plástico él, cuando en el 2003 la pareja se animó a apostar por una vida en la Quebrada, la propuesta fue hacer de este restaurant un espacio de creación. La luz de las velas y el buen servicio de sus dueños se combinan con una cocina única que combina el producto andino con la cocina de inmigrantes en platos únicos. La ensalada tibia de quínoa y semillas tostadas, el Carpaccio de llama y ricota de cabra, cordero braseado con malbec y membrillo o crumble de queso de cabra y tomates confitados, jalea de rosas de Maimara y helado casero de cayote son algunos de los platos que convirtieron al Nuevo Progreso en un éxito. Queda justo frente a la Plaza chica de Tilcara (Lavalle 351) y abre de lunes a sábado a partir de las 6 de la tarde.