Con Nombre Propio: SYLVITA PEREYRA IRAOLA

Con Nombre Propio: SYLVITA PEREYRA IRAOLA

VOCALISTA DE UNA BANDA DE ROCK, DJ Y MADRE DE FAMILIA, EL GRAN ACIERTO DE SYLVITA ESTA EN LA CINTURA PARA MANEJAR LIMITES. ELECCIONES ARRIESGADAS Y MUCHA PERSONALIDAD, SON LAS CLAVES DEL EXITO EN ESTAS CUATRO PAREDES.

“Serás lo que debas ser o no serás nada”. Hace tiempo que las palabras de San Martín resuenan en la cabeza de Sylvita Pereyra Iraola. No las mira con rigor ni les da el peso del mandato que uno podría atribuirles, para ella la máxima del prócer es más una reflexión sobre el destino: sobre aquello que está condenado a ser independientemente de las circunstancias. “Yo hice las cosas al revés que todo el mundo: primero me dediqué a mis hijos y después encaré la vida profesional”, reflexiona. En la vida hay dos opciones: ir por el camino seguro o tomar algunos riesgos. El caso de Sylvita es el segundo, y una mirada a su casa es suficiente para adivinarlo.

Sylvia Pereyra Iraola. Cuando uno escucha un nombre como el suyo, lo que imagina es una mujer tradicional, más bien conservadora. Sylvita hizo todo: se casó joven, tuvo cuatro hijos, acompañó a su marido a todos los destinos a los que lo llevó su carrera en el polo y se adaptó a la vida nómade. Se dedicó a ser la madre de familia full time que su situación exigía durante más de 15 años; el tiempo suficiente para permitirse querer otras cosas. Después volvió a Buenos Aires, buscó un par de socios, abrió una cafetería y suspendió las temporadas afuera. Se inscribió en una academia en New York y aprendió a pasar música, empezó a trabajar como DJ y armó el Drink Team (una banda de rock de amigos que enseguida la pegó en fiestas y eventos sociales). Se separó de su marido, creó una marca de accesorios, se convirtió en la embajadora de otra de anteojos y grabó Lucky Ladies, un reality show que hoy emite Fox Live. Todo mientras criaba a Esmeralda, Héctor, Miguel y Luisa, sus cuatro hijos de entre 21 y 8 años.

 

“ Siento que aca todo es muy acotado: la gente, las casas, la musica… En ese sentido el viajar ayuda mucho ”.

 

Miami, Londres, Buenos Aires y Sotogrande, todas las ciudades en las que Sylvita repartió sus años de temporada se hacen presentes en el departamento francés en el que ahora vive. A su paso por Inglaterra le debe ese encanto por la extravagancia: la capacidad para maridar objetos de diseño de autor con piezas encontradas en mercado libre o en algún rincón de San Telmo. “Yo siento que acá todo es muy acotado: la gente, las casas, la música… En ese sentido el viajar ayuda mucho.”, confiesa. “Para mi el sentido estético es algo innato que tenés o no. La gente asocia la estética a la moda o la decoración cuando en realidad es algo mucho más amplio: se es estético incluso en el modo de cantar”, asegura. Moderna, elegante y arriesgada en la justa medida, el gran acierto de Sylvita está en la cintura con la que maneja los límites. Esa capacidad de jugar en la línea que separa un gran acierto del peor error.

 

“ Para mi el sentido estetico es algo innato que tenes o no. La gente asocia la estetica a la moda o la decoracion cuando en realidad es algo mucho mas amplio: se es estetico incluso en el modo de cantar ”.

 

“No conocí a mi abuela materna pero todo el mundo dice que salí a ella. En una época en que las mujeres eran muy distintas, mi abuela tocaba el piano, bailaba y cantaba como los dioses ¡Era un personaje! Una mujer que hacía fiestas en su casa y aparecía vestida de flamenco”, cuenta Sylvita. A los cuarenta años, la suya es una cara nueva en los escenarios porteños: una que de repente se ve mucho.  Anoche cantó en un desfile acompañada por Nicolás Bereciartúa y hace ya unas semanas que musicaliza un ciclo en Casa Cavia. Junto al Drink Team (una banda en la que también participan el Zorrito von Quintiero y Nicolás Bereciartúa, entre otros tantos), como solista o acompañada de Solana Gassiebayle en la dupla que bautizaron Miussycats, las presentaciones y shows en vivo ya son parte de su agenda. Pooles de colegio, reuniones de padres y rodajes, todo se mezcla en una vida familiar de estilo propio.

 

“ A veces la gente me pregunta si me gustaria volver a la vida nomade. La verdad es que no, no volveria: tengo muy lindos recuerdos de esa epoca pero hoy mi vida es esta y yo voy para adelante ”.

 

¿Qué tiene que pasar para que una madre de familia un día se convierta en la vocalista de una banda de rock? Antes de casarse, antes de quedar embarazada de Esmeralda incluso, Sylvita había tenido sus primeros pasos en la música. Hasta los 19, su vida se parecía bastante a la que tiene hoy: clases de música y canto y presentaciones en bares. Entre esa adolescente y la mujer que hoy pone la voz al Drink Team hay casi 20 años de silencio, un impasse que empezó con su primer embarazo y se prolongó hasta la llegada de Miussicats.

“Hay un momento de la vida que con mis amigas bautizamos ‘la fuga de cerebros’ -dispara Sylvita- Nosotras somos un grupo de nueve amigas: la mayoría profesionales y mujeres bien plantadas. Independientemente de qué hubiéramos estudiado o cuánto talento tuviéramos, hubo una etapa en la que el único tema de conversación empezaron a ser los hijos”. Viajes transatlánticos, torneos internacionales y colegios a distancia, son parte de esa etapa de maternidad y temporadas. Una etapa que llegó a su fin cuando después de un viaje junto a su amiga Solana Gassiebayle, decidieron abrir I Love Coffee. Lo que empezó con un café canchero siguió con la propuesta de armar sets de música para eventos. La apuesta por el Drink Team, un segundo proyecto gastronómico junto a Pablo Massey y El Zorrito von Quintiero que bautizaron Rolling Chickens y una marca de accesorios fueron algunos de los proyectos de los que Pereyra Iraola fue parte en los seis años que siguieron a la mítica cafetería.

 

“ Si acepte la propuesta de participar de un reality show fue porque entendi que podia servirme en mas de un aspecto. Se que me van a criticar, porque la gente siempre critica… Si lo van a hacer que por lo menos valga la pena!”

 

“Hoy miro para atrás y no entiendo bien que hacía de mis días. Me cuesta imaginarme sin todos estos proyectos que hoy ocupan una parte importante de mi tiempo”, reflexiona. En los últimos años, su vida parece haber dado un giro de 180 grados en el que nada permanece intacto. Separada de quien fue su marido y radicada en Buenos Aires, no se adivina un rastro de reproche en ninguna de sus decisiones. “A veces la gente me pregunta si extraño la vida nómade que hacía con mi ex marido. La verdad es que no, no la extraño. Tengo muy lindos recuerdos de esa época pero hoy mi vida es esta, y yo voy para adelante”, asegura. A días de la emisión del primer capítulo de un reality show que promete polémicas, lo suyo es la apuesta por los riesgos. “Me costó aceptar la propuesta porque jamás me hubiera pensado en algo así, pero si lo hice fue porque entendí que podía servirme en más de un aspecto. Yo sé que me van a criticar, porque la gente siempre critica… Si lo van a hacer ¡que por lo menos valga la pena!”.